Son muchos los países que han decidido regular o prohibir aquellos anuncios publicitarios que van dirigidos a los menores de edad.
Por un lado, Chile desarrolló un Proyecto de Ley de regulación de este tipo de publicidad en el año 2007. En éste, se explica que este mercado provoca un gasto en comunicación de más de mil millones de dólares al año, además del gasto que generan los estudios de este mercado, etc. El Gobierno chileno en este proyecto de ley explica la importancia de la regulación de esta publicidad ya que estos individuos son definidos como “consumidores compulsivos, esto quiere decir que no se lo piensan dos veces antes de comprar un producto o consumir algún servicio”. En este país todo comercial debe regirse por normas impuestas por el Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria (CONAR)
La Unión Europea mantiene que la infancia representa una audiencia especialmente “influenciable y vulnerable”. De ahí que la publicidad esté regulada por un código deontológico que anima a los anunciantes a ser responsables, teniendo en cuenta la “naturaleza imitativa” de los pequeños.
En el año 2006 las televisiones españolas incluyeron 163.208 inserciones, frente a las 111.597 que se realizaron en el 2004, según los datos publicados por Infoadex. Los anuncios de muñecos y muñecas son el tipo producto infantil más anunciado en televisión, con un total de 75.000 anuncios emitidos a lo largo del 2005. Este estudio llevado a cabo por InfoAdex incluye aquellos anuncios difundidos por canales temáticos dirigidos a este sector (Disney Channel, Cartoon Network, etc.) aunque fue TVE la cadena que más publicidad para niños albergó a lo largo del 2005.
La Asociación Española de Anunciantes (AEA) se inclina por la “autorregulación” como mecanismo para proteger a los menores. Esta asociación se basa en estudios realizados por otros países (como Dinamarca y Reino Unido) según los cuales explican que los niños entienden por sí mismos el propósito de la publicidad y son capaces de distinguir entre los anuncios y los programas.
La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) siempre ha tenido conciencia de la necesidad de una publicidad de calidad, respetuosa con los valores de veracidad y protección a la infancia. Por ello, en el año 1993 AEFJ firmó un “Código deontológico para Publicidad Infantil” con la Unión de Consumidores de España (UCE), y al cual se unirían más tarde diversas asociaciones y organizaciones de consumidores y usuarios.
La entidad chocolatera Nestlé posee principios fijos en cuanto a publicidad infantil, incluyendo eventos y patrocinio. Ésta no podrá ser disfrazada como programación o editorial. Por otro lado, Nestlé se compromete a no crear falsas expectativas en cuanto a los beneficios derivados del consumo del producto y no emplear elementos inapropiados en su publicidad, tales como violencia, sexo o lenguaje inadecuado.
En España, en el capítulo seis artículo 16 de la Ley 25/1994 de 12 de julio sobre la coordinación de Disposiciones Legales, Reglamentarias y Administrativas de los Estados Miembros relativas al ejercicio de actividades de Radiodifusión Televisiva, se contempla la protección de los menores frente a la publicidad. En este artículo se afirma que la publicidad televisiva “no contendrá imágenes o mensajes que puedan perjudicar moral o físicamente a los menores”. De esta forma regula los anuncios de televisión poniendo límites como no incitar al menor a la copra de un producto explotando su inexperiencia o credulidad, ni a la persuasión que éstos pueden realizar sobre sus padres o tutores.
La publicidad dirigida al público infantil se ha visto regulada por muchos países europeos de tal forma que en Suecia no se permite la publicidad en televisión de productos destinados a menores de 12 años, en Grecia se prohíbe esta publicidad antes de las 9 de la noche y en Rusia se prohíbe emplear la imagen de los niños en los anuncios. Dinamarca y Alemania, en cambio, apostaron por la creación de canales que únicamente emitieran programación infantil y sin ningún contenido publicitario. Francia y Reino Unido, en cambio, se decantan por la regulación de esta publicidad (como España) y no por su prohibición.